LA MUERTE EN BERMUDAS

En Almente nunca pasa nada, como en cualquiera de esos pueblos amortajados por el sol y la costumbre. 

Sin embargo, en el verano de 2015, una semana después de la llegada del nuevo juez procedente de Madrid, aparece el cadáver de una chica rusa, destripada sobre una mesa de matarife.

En el páramo, los medios de comunicación aventan el grano y descubren el pasado no muy ejemplar de Javier Castrado, juez de instrucción, lo que le obliga a convivir fuera de las lindes morales. Solo en la periferia encontrará confidentes: un médico melancólico, una exprostituta y un bisojo loco. 

Mientras el verano devora al otoño, la muerte sigue paseando en bermudas, los cadáveres huelen peor que en la capital y a los vivos se les disecaron las costumbres poco antes de la Revolución Francesa.